lunes, 18 de julio de 2011

¡DEMOCRACIA A LA ESPAÑOLA! EL SUBDELEGADO DE GOBIERNO DE GRANADA CELEBRA EL 18 DE JULIO MULTANDO A MÁS DE UNA DECENA DE ANTIFRANQUISTAS


Resulta muy ilustrativo y simbólico el hecho de que hoy, 18 de julio de 2011, 75 años después del golpe de estado del Generalísimo, entre 10 y 15 antifranquistas granadínos/as hemos recibido una carta certificada de la Subdelegación del Gobierno en la que se nos notifica el inicio de un procedimiento sancionador "...sin perjuicio de lo que resulte de la instrucción" por, según sus leyes, saltarnos la Ley sobre Protección de la Seguridad Ciudadana. ¿Delito? Protestar el pasado 14 de junio por la presencia en la ciudad del sanguinario Rodolfo Martín Villa, y recriminarle en su propia cara el importante papel orgánico y político que jugó en muchos de los Crímenes de Estado durante la década de los 70.

Paradójicamente, en un alarde de surrealismo y cinismo, el susodicho fue enviado a Granada a impartir una conferencia a un grupo de políticos marroquíes sobre la manera de implantar la democracia en su país, todo ello organizado y subvencionado por el Ministerio de Asuntos Exteriores de la complaciente lacaya Soledad Jiménez.

Pero hoy, aquí y ahora, aún resulta más ilustrativa y simbólica la impunidad, implantación y apabullante soberbia de los ejecutores de aquel genocidio social, omnipresencia ideológica secundada por una patética izquierda "democrática" que además de humillar a las victimas del fascismo imponiendo una cobarde cura de amnesia “por la unidad y el perdón entre todos los españoles”, no ha dudado ni un instante en asumir el trabajo sucio del poder tardofranquista. 

Y en Granada tenemos el ejemplo más cruel y desgarrado: Antonio Cruz, Subdelegado del Gobierno, virrey de Madrid y el Capitalismo en nuestra provincia, firmante con su puño y letra de la denuncia con la que este 18 de julio nos han aporreado. Este pobre hombre fue torturado y encarcelado durante varios años acusado de ser dirigente del PCE por aquel régimen franquista en el que ya era pieza clave el ministro y desahogado fascista Rodolfo M.V. y, paradojas de la vida y de esta izquierda de cartón- piedra, ahora se dedica a represaliar antifranquistas (Actos contra La Toma, 20-N, Caso Martín Villa, etc.).

Piensan que con estas medidas represivas vamos a renegar de ese fruto heredado de tantas generaciones llenas de sacrificio, dignidad y, sobre todo, de la urgencia histórica de gritarle ¡asesinos! a franquistas tan siniestros como este. Muy al contrario, su crispación estimula nuestra sed de justicia.  

Se avecinan tiempos especialmente duros para la izquierda rupturista, no solo por la fortaleza represiva del poder ultracapitalista, sino por la propia debilidad, individualismo y desencanto de ese tejido social que tradicionalmente daba la cara por los derechos, valores y conceptos de liberación popular. No queda otra salida que la dialéctica y análisis colectivo, la autocrítica y volver a empezar de cero desde espacios ajenos (incluso contrarios) a todo lo que ha supuesto esa izquierda desmovilizadora. Pero sobre todo, con la utopía, la memoria y la calle como banderas.

Paco Cabrerizo

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