Éste 10 de agosto de 2011, se cumplen 75 años de aquel otro 10 de Agosto de 1936, en el que Blas Infante Pérez fue sacado de su encarcelamiento en el antiguo Teatro Jáuregui para ser asesinado en una cuneta a las afueras de Sevilla, en el km. 4 de la carretera de Carmona. La sentencia condenatoria, redactada cuatro años después de su muerte, subrayaba las motivaciones. Su delito para los fascistas era: “la creación de un partido andalucista” e “impulsar una candidatura revolucionaria”. Le mataron por soberanista y anticapitalista. Por propagar un mensaje de liberación global y radical, poniendo fin a siglos de ocupación, sometimiento, postergación y explotación. No fue una muerte casual o visceral, sino consciente y premeditada. Con su desaparición creían acabar con toda posibilidad de concienciación y levantamiento popular andaluz.
Pero no lo consiguieron. Tras cuarenta años de represión y adoctrinamiento, el pueblo andaluz volvió a tener conocimiento de su figura y de sus ideas. Él y su pensamiento volvieron a ser instrumento y acicate transformador. La consecuencia fue más de un millón y medio de andaluces exigiendo su libertad y la de su tierra, un 4 de Diciembre de 1977. Blas Infante y su ideario liberador habían vuelto a mostrar su capacidad intrínseca de subversión, de ahí que el régimen y sus instituciones, desde entonces, no hayan cejado en intentar acallarlos manipulando su vida y su obra. Un asesinato intelectual que pretende Impedir que sean palanca de emancipación nacional y social.
Esa es la auténtica intencionalidad de los reconocimientos oficiales que recibe y de la institucionalización de su recuerdo. Apropiarse de él para mostrar un Blas Infante y un ideario castrado, acorde a sus intereses. Convertirlo en herramienta de sus verdugos para asentar y perpetuar en Andalucía aquello contra lo que lucho. Este es el objetivo de su inclusión en el estatuto o de su nombramiento como “presidente honorario” de la Junta. Él no hubiese aceptado ser utilizado para justificar un estatuto que nos niega como nación y excluye nuestra soberanía. Y no vería “honra” en hacerle presidir una administración autonómica que es mera sucursal de intereses ajenos. Él no murió por descentralizaciones o modernizaciones, sino por devolver su tierra y libertad al pueblo.
Sin ser nuestros dueños y los de nuestra tierra nunca habrá cambios objetivos y profundos en Andalucía. Blas Infante lo sabía y por eso dejo escrito en nuestro Himno nacional un llamamiento a la lucha por lo nuestro: “Andaluces levantaos, pedid tierra y libertad”. Hoy, como hace setenta y cinco años, los andaluces seguimos padeciendo las consecuencias de vivir desposeídos de nuestra tierra y de nuestra libertad. Nuestro presente y nuestro futuro aún son decididos por otros y en otros lugares; en Madrid, Bruselas y Washington. Nunca solventaremos las problemáticas sociales, económicas y políticas que nos atenazan, nunca habrá alternativas reales, en tanto no volvamos a ser una nación y un pueblo soberanos, con capacidad jurídica de decidir y determinar, por nosotros y en exclusividad. No hay lucha más práctica, necesaria o prioritaria que la de recuperación de nuestra libertad, de nuestra soberanía nacional y popular.
Tanto aquellos cobardes matones como sus herederos intelectuales han fracasado. Lograron acabar con el hombre, pero no con su ideal. La lucha por una Andalucía libre continua. Aún permanece levantada la bandera blanquiverde de la reivindicación y la dignidad popular que nos legó Blas Infante. Las organizaciones y colectivos que firmamos ésta declaración: Andalucía Comunista, Colectivo de Unidad de los Trabajadores – Bloque Andaluz de Izquierdas, Jaleo!!!, Juventud Gilenense, Juventud Rebelde de El Coronil, Juventud Independentista Revolucionaria Andaluza, , Nación Andaluza y Sindicato Andaluz de Trabajadores, permanecemos en pie por la tierra y la libertad. Su meta es la nuestra. Continuaremos la brega por restaurar la soberanía nacional y social del Pueblo Trabajador Andaluz.
¡Por nuestra tierra y nuestra libertad!
¡Por el Pueblo Trabajador Andaluz, sus derechos y su soberanía!
¡Hasta la victoria, la lucha continua!
¡Viva Andalucía libre!
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