Las rebeliones populares en el Ecuador y en Chile contra las recetas de la Escuela de Chicago, implementadas por el FMI y los gobiernos depredadores, son un faro para el conjunto de la clase trabajadora y los pueblos del mundo.
Ecuador y Chile, como Haití y Honduras, como previamente el Estado francés, marcan el camino a seguir para frenar el capitalismo, inyectan moral de combate sobre las inmensas capacidades de los pueblos luchando en las calles, y trazan estrategias de victoria ante la desmovilización y desvertebración popular.
También las calles de Cataluña protagonizaron la esperada ruptura de los sectores más avanzados del pueblo trabajador con el fetichismo pacifista y el ilusionismo de la “vía catalana a la independencia”, promovida por el independentismo burgués y pequeño-burgués. El falaz relato de las recetas mágicas para lograr la República mediante acumulación de mayorías cuantitativas y el reconocimiento de los organismos imperialistas, saltó por los aires ante la rebelión que marca un punto de inflexión en el procés. Las barricadas de fuego proyectaron luz, quebraron el falso consenso, resituaron la lucha e independencia de clase en el tablero del proceso de liberación nacional.
Lamentablemente las explosiones que sacuden América Latina, y que a corto plazo se extenderán por otros puntos del globo, carecen de vanguardias revolucionarias socialistas/comunistas con capacidad de incidencia. El descalabro ideológico y organizativo de las últimas décadas nos cogen con el paso cambiado, sin las herramientas adecuadas para incidir en la orientación de las rebeliones.
En el año que conmemoramos el 100º aniversario de la Internacional Comunista, constatamos la urgente necesidad de reconfigurar, de reorganizar, de rearmar ideológicamente al movimiento revolucionario bajo la inspiración y el legado de Marx, Lenin y el Che.
La Conferencia Internacional manifiesta su apoyo a los pueblos rebeldes del Ecuador y de Chile, a las luchas de masas en Haití y en Honduras deliberadamente negadas por la dictadura mediática, a la Cataluña que empieza a desprenderse del idealismo transversal que hipotecaba y bloqueaba su heroica tradición de combate.
El Ecuador constató la inutilidad de los grupos parlamentarios reformistas para tumbar el paquete neoliberal inspirado en el terrorismo económico teorizado por Milton Friedman.
Las calles de Chile siguen dando una lección a los pueblos instalados en la sumisión y el conformismo. Lo que parecía imposible, tras décadas de capitalismo periférico, dependiente y de colaboracionismo traidor al pueblo trabajador de todas las organizaciones socialdemócratas chilenas, por mucho que algunos por oportunismo se disfracen de “socialistas”, “comunistas” y “revolucionarias”, saltó por los aires, con el masivo levantamiento en curso de las masas trabajadoras, populares y empobrecidas chilenas. El incremento del precio del metro fue el detonante que incendió el país paradigma del éxito capitalista, modelo y alumno aventajado de Washington y Bruxelas. Treinta pesos [1,13 a 1,17 dólares] fue suficiente para activar el huracán de la ira y el descontento popular acumulado en décadas de abusos.
La legitimidad y plena actualidad del ejercicio del derecho universal a la rebelión contra toda forma de opresión y dominación frente a la imposición del monopolio de la violencia burguesa, marca la diferencia cualitativa entre el campo revolucionario y el de las fuerzas falsamente denominadas progresistas y de “izquierda”.
La Conferencia Internacional tiene sus puertas abiertas a todas aquellas fuerzas y organizaciones que consideran necesario organizar la Revolución Socialista/Comunista en sus respectivas formaciones sociales, coordinadas en hermandad proletaria con el conjunto de la clase obrera y del pueblo trabajador y empobrecido del mundo, con el que compartimos penurias e idénticos anhelos de libertad y justicia.
¡Viva la rebelión de los pueblos!
¡Vivan las luchas de la clase obrera y de los pueblos del mundo!
¡Hasta la victoria siempre!
28 de octubre de 2019
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