jueves, 8 de octubre de 2009

EL CONSEJERO DE EDUCACIÓN ENTRA POR LA PUERTA DE ATRÁS PARA EVITAR AL SAT

Con motivo de la presencia en Granada del Consejero de Innovación, Tecnología y Empresas para inaugurar el curso académico de la Universidad de Granada (UGR), una veintena de militantes del SAT granadino han realizado una concentración en la entrada del rectorado en protesta por el incumplimiento de los compromisos que el gobierno andaluz había contraído con el SAT y, en general, por su nefasta gestión al abordar las consecuencias de la crisis capitalista, por su descarado posicionamiento a favor de multinacionales, banca y terratenientes y desprecio de la dramática situación que sufre un creciente sector de la Clase Obrera Andaluza.


Asimismo, aprovechando el ostentoso desfile de autoridades diversas, desde el SAT le hemos transmitido al rector de la UGR nuestro frontal rechazo a los intentos de privatizaciones de servicios básicos. Igualmente, al paso del subdelegado de gobierno (el ex-dirigente del PCE Antonio Cruz), se le ha recriminado la politica de sanciones y palizas que se está aplicando contra el SAT.

Quien no se ha atrevido a pasar por la puerta principal del edificio ha sido el mismísimo consejero, optando mejor por usar una puerta trasera menos acorde con el boato y solemnidad que concede la entrada principal. ¿Miedo, prudencia, vergüenza? Da igual que seamos diez o mil, el SAT es la voz de su conciencia perdida.

Se han repartido varios cientos de panfletos entre transeúntes y los invitados a dicho acto institucional, con un texto que hacía referencia a los 10 puntos que en su momento se reivindicaron ante el gobierno títere andaluz, así como algunas copias del escrito de la sección sindical de la UGR, en el que se exige más inversión en creación de empleo y terminar con la precariedad que sufre más de un 30% de la plantilla. Asimismo, se han desplegado un par de pancartas, una de ellas con el texto "Menos comilonas y más soluciones".

Tras atender a diversos medios de comunicación privados (Canal Sur se ha negado incluso a grabarnos), hemos dado por concluido el acto, con el convencimiento de que, dentro de nuestras posibilidades, cada vez que se pongan a tiro hay que señalar con el dedo y gritar bien fuerte para denunciar a estos mercenarios que, enganchados al capitalismo salvaje, tanto sufrimiento están provocando entre nuestro pueblo.

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