martes, 6 de febrero de 2018

Nación Andaluza defiende la salida del euro y de la UE para construir una Andalucía independiente y socialista

La organización propugna trabajar por una alternativa al modelo ultraliberal anglosajón en forma de una Unión Mediterránea “como marco preferente de interrelación y asociación” al servicio de los intereses de los pueblos, en el que se inserte una Andalucía soberana que “aplicará políticas de paz, desarrollo y cooperación como la herramienta para superar el actual estadio del capitalismo en su fase imperialista”.
La posición de NA contraria a la subordinación a la instancia supraestatal europea se inscribe dentro de la ponencia política aprobada en su reciente XIV Asamblea Nacional, celebrada en Almería: El socialismo infantista, la vía andaluza al socialismo. Precisamente, la parte relativa a la “Ruptura con el europeísmo. Unidad política, social y económica mediterránea” en la que se aborda la cuestión europea comienza, significativamente, con una cita del Padre de la Patria andaluza, perteneciente a su obra La verdad del complot de Tablada, en la que Blas Infante se expresaba con claridad respecto a la ideología todavía hoy vigente: “¡Europa, no: Andalucía! Europa es, por su método, la especialización que convierte al individuo en pieza de máquina. […] Europa es el feudalismo territorial e industrial. […] Nosotros no podemos, no queremos, no llegaremos jamás a ser europeos”.
PEGATA EUROPA 2018
Para Nación Andaluza es imprescindible la salida de Andalucía de la Unión Europea, del euro y del Estado español para poder construir la República Andaluza de Trabajadores, instrumento necesario para alcanzar el objetivo principal de la organización, la construcción del socialismo. Para NA, la creación de un Estado independiente que garantice la soberanía nacional y personal de quienes habitamos nuestra tierra pasa por abandonar todas las instituciones que nos someten a decisiones tomadas fuera de ella y que obedecen a intereses ajenos al pueblo andaluz. La futura República Andaluza no puede formar parte de la Unión Europea porque la cesión de soberanía a la UE impediría ejecutar las reformas necesarias para construir una sociedad basada en la igualdad entre todos los seres humanos y la justicia social. La imposición del modelo económico ultraliberal que defiende la UE haría imposible avanzar hacia el modelo de “socialismo infantiano” que desde Nación Andaluza se viene desarrollando desde hace años.
No obstante, desde la izquierda española y europea se está planteando una reforma de la UE, lo que denominan Europa de los pueblos, que no pasa de simple eslogan electoral. “Europa es un paso más en el proceso evolutivo de la concentración del capital y su estructura hace inviable cambios provenientes de los grupos políticos que componen su Parlamento, por no hablar del sometimiento de todos esos grupos a los intereses económicos de la élites que controlan el sistema monetario y económico”, según la ponencia colectiva, de acuerdo con cuyo análisis la falta de soberanía popular convierte a los partidos políticos europeos en simples comparsas de las decisiones adoptadas por unas instituciones europeas que, por cuestiones de supervivencia, se ven en la obligación de lanzar periódicamente propuestas a la población al efecto de mantener la ilusión necesaria para que no avance la progresiva desafección de los pueblos hacia la Unión Europea y el euro. “Al fin y al cabo, no son otra cosa que parte del sistema político desarrollado para mantener ocultos a los verdaderos gobernantes de los pueblos: los poseedores del capital y de los medios de producción”, se afirma en El socialismo infantista, la vía andaluza al socialismo.
Para Nación Andaluza, “lo que en teoría debería haber sido una unión que posibilitara un marco económico igualitario para todos los países que integran la UE, en realidad, ha supuesto la supeditación de los países mediterráneos a los intereses de los países del norte de Europa, manteniendo e incrementando las diferencias económicas entre los mismos”. La aceptación de esta situación por parte de los países del Sur europeo se debe a los intereses de sus oligarquías económicas, cuyos capitales se mueven con mayor facilidad, por lo que obtienen unos beneficios mucho mayores en un marco de seguridad financiera y política. El trasvase de rentas desde las clases populares hacia la aristocracia financiera originado en la crisis económica actual, mediante el saneamiento de los endeudados bancos europeos con dinero de unas/os contribuyentes que han visto recortados sus servicios y sus derechos, se ha llevado a cabo a través de la instrumentalización de las instituciones europeas por la clase capitalista: “la cesión de soberanía de los Estados miembros a la UE en materia económica, un sistema de gobernanza en manos de políticos y banqueros centrales que no ha sido elegido por nadie y un Parlamento europeo sin poderes suficientes para representar los intereses de sus votantes han convertido a la UE en una institución antidemocrática al servicio de las políticas ultraliberales que benefician escandalosamente a las élites económicas”. Como ejemplo de esta evolución se toman los dos primeros rescates de Grecia, donde “a través del Fondo Europeo de Rescate y del Mecanismo Europeo de Estabilidad, la ciudadanía europea ha pagado rescates que, lejos de servir para mejorar las condiciones de vida del pueblo griego, solo han servido para que su Estado devolviera las deudas a los bancos franceses y alemanes, obligando a los países periféricos a draconianas medidas de austeridad y devaluación salarial”.
Para los países del Sur, el sistema del euro ha ahondado en la división europea del trabajo, lo que ha desplazando recursos que deberían destinarse al cambio de modelo productivo hacia sectores como el turismo y la construcción. Estas políticas monetarias y económicas están provocando movimientos migratorios del sur hacia el norte de jóvenes con formación que ingresan en el sistema productivo de estos países, provocados por la desindustrialización de sus Estados de origen y la falta de expectativas vitales. “En el caso andaluz, el monocultivo del turismo está provocando no solo el éxodo de nuestra juventud, también un paro juvenil que acerca a Andalucía a los niveles de pobreza del tercer mundo”, según el análisis de Nación Andaluza reflejado en su ponencia política, de acuerdo con la cual, además, a la dependencia militar y política de la UE respecto a EE.UU hay que sumarle una dependencia económica a través del Acuerdo Transatlántico para el Comercio y la Inversión (conocido por las siglas TTIP), cuyos efectos para las economías de las clases populares europeas van a ser trágicamente negativas.
Frente a toda esta situación, la futura República Andaluza de Trabajadores que propugna NA tendrá como prioridad la formación de un marco político, social y económico de cooperación en el Mediterráneo, ámbito geográfico que históricamente ha conformado el espacio de intercambio cultural y económico de nuestro país. Su consecución se articularía en absoluto contraste con los actuales organismos ultraliberales, en tanto su objetivo sería bien diferente. El propósito de este marco de desarrollo sería convertir en la soberanía e independencia de sociedades libres el punto de partida sobre el que establecer instituciones de apoyo y defensa mutua donde ninguna institución esté por encima de la soberanía de los pueblos y los intereses populares. “Una Andalucía inserta en un marco político y económico mediterráneo puede aportar los elementos culturales necesarios para contribuir a un cambio profundo de las relaciones entre pueblos y entre personas. […] Asimismo aplicará políticas de paz, desarrollo y cooperación como la herramienta para superar el actual estadio del capitalismo en su fase imperialista”, declara el documento de Nación Andaluza.
Andalucía, 4 de febrero de 2018.

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