La clase trabajadora llega a este 1º de mayo, Día Internacional de la Clase Obrera, en una situación bastante preocupante por una crisis capitalista que desde sus comienzos en el año 2008 y bajo distintas justificaciones: financiera, Covid, sanciones a Rusia… viene cargando sobre la clase trabajadora y las clases populares las pérdidas de la oligarquía a pesar del maquillaje que suponen algunas medidas que intentan disimular la percepción, entre la clase trabajadora, de un gobierno que actúa en la defensa de las grandes compañías españolas:
• El Ingreso Mínimo Vital (IMV) se comprobó como una simple campaña publicitaria que no llegó ni a un 10% de las personas solicitantes.
• La Reforma Laboral fue otra de las campañas de maquillaje que buscaba amansar a la clase trabajadora, a pesar de que no derogaba los aspectos más lesivos de las reformas de Rajoy y Zapatero, siendo pactada con las organizaciones empresariales que expresaron abiertamente su satisfacción al no aumentar los costes salariales ni limitar la flexibilización laboral.
• Y para rematar, la subvención de 20 céntimos/litro al consumo de combustible para no tocar los beneficios de las grandes compañías energéticas. Un dinero que no va a salir gratis a la clase trabajadora, pues se pagará con nuevos recortes en educación, sanidad, pensiones y asistencia social. Además de los ingresos que van a generar los peajes generalizados en autovías y carreteras secundarias que se esperan implementar en los próximos años.
El descomunal aumento del gasto militar del Estado español, las armas enviadas a Ucrania, las sanciones a Rusia…, están incrementando considerablemente la bolsa de la compra de la clase trabajadora que siente cómo la inflación está reduciendo su capacidad de gasto. Mientras el paro se sitúa en el 19,4%, el 11,5% de los hogares andaluces tienen a todos sus miembros en paro, continúan los desahucios por la imposibilidad de pagar hipotecas o alquileres… Y crecen los beneficios de las grandes empresas y la banca.
Mientras tanto, a la juventud andaluza solo se le ofrece la posibilidad de la emigración, el trabajo precario y sin derechos en la hostelería o la incorporación a las fuerzas armadas y represivas. Una hostelería que en un gran porcentaje está en manos de capital foráneo que tiene por objetivo obtener el mayor beneficio posible a través de la explotación de los trabajadores y la utilización “degradante” de nuestros medios naturales. En ese sentido ha actuado la Junta de Andalucía facilitando la construcción de complejos hoteleros en zonas protegidas.
Otro de los problemas que impiden el avance en la lucha de la clase trabajadora son los sindicatos del “pacto”, sumisos y subvencionados, al servicio del capital y de la “paz social” a costa de permitir la explotación de las trabajadoras y de evitar la conflictividad laboral. Por estos motivos emplazamos a nuestra militancia a participar en las manifestaciones y actos organizados por el sindicalismo revolucionario, de clase y de ámbito andaluz.
La poca industria instalada en nuestra tierra, está al servicio de la guerra, como el caso de Navantia en Cádiz. La socialdemocracia con el alcalde de Cádiz a la cabeza quiere anteponer el empleo a la vida, en un discurso-trampa en el que nos intentan convencer de que no hay alternativas a la industria de guerra. Sí la hay, y las trabajadoras de Cádiz y el resto de la población andaluza necesitamos reconvertir la industria bélica en industria civil, preservando los puestos de trabajo y la seguridad de la población, dejando de ser cómplices en las guerras imperialistas.
En esta situación de crisis, como en todas las crisis, el capital favorece, financia y organiza el fascismo para evitar que la clase trabajadora organizada pueda poner en peligro sus intereses y privilegios. La ola de fascismo que recorre Europa y que los medios informativos del capital tratan de ocultar y normalizar, también ha llegado a Andalucía, apoyando desde la política la represión policial y judicial hacia el movimiento obrero como quedó demostrado en la huelga del metal en Cádiz.
Necesitamos una legislación laboral propia. Como trabajadoras, sufrimos la legislación estatal que es causa y cómplice de la degradada situación del Pueblo Trabajador Andaluz y que el Covid-19 acentúa aún más. Desde Nación Andaluza reivindicamos un Marco Andaluz de Relaciones Laborales (MARL) democrático que supere el actual marco legal y jurídico favorable a la burguesía, la nobleza terrateniente y toda suerte de explotadores. Es necesario un MARL que establezca una legislación laboral propia que permitan al Pueblo Trabajador Andaluz mejorar sus condiciones materiales de existencia.
Sabemos que ninguno de los problemas de la clase trabajadora andaluza tiene solución dentro del Capitalismo que nos imponen desde Madrid, Bruselas o Washington. Necesitamos soberanía para decidir el modelo económico y las relaciones laborales con los que organizar nuestras vidas. Y esto pasa por la lucha contra todos los instrumentos del capital: Estado español, Unión Europea, OTAN.
¡Contra el aumento del coste de la vida, Andalucía para la clase obrera!
¡Si nosotras producimos, nosotras decidimos!
Permanente de la C.N. de Nación Andaluza.
Andalucía, 30 de abril de 2022.
No hay comentarios:
Publicar un comentario