Despues de 43 años de regímen autónomico debemos constatar que Andalucía está más lejos de alcanzar la soberanía que en 1981, año en que se aprobó el primer Estatuto.
Seguimos a la cabeza del paro con 676.000 personas y más de un 16% de desempleo, que en el caso de los jóvenes no deja de aumentar y se sitúa en el 38,7%. Más de un tercio de los hogares (el 37%) tiene problemas para enfriar su vivienda en verano mientras ya son 1,6 millones de andaluzas y andaluces los que se encuentran en la emigración. Hasta la vendimia continúa y, en este mismo momento, más de 10.150 personas se encuentran en el Estado francés para ganar unos sueldos que aquí son imposibles de encontrar.
El salario -para quien lo tiene- no sube. Y si sube, sube mucho menos de lo que sube la vivienda. Perdemos derechos laborales un gobierno tras otro y nuestro sueldo anual sigue siendo 2.907 € más bajo (un 11%) que el sueldo medio del Estado español.
Las instituciones autonómicas y el Parlamento han sido desde el primer día gobernadas por las dos fuerzas políticas sobre las que se cimenta la Monarquía borbónica y parlamentaria. Y son ya más de cuatro décadas de PPSOE. El Estatuto actual (aprobado en 2007) posee unas escasas competencias, incapaces de alterar la supeditación política y economíca de Andalucía, y aún así fue anulado en su artículo 51 por el Tribunal Constitucional. Las elecciones no han servido para articular ninguna respuesta y generan unas esperanzas que siempre son defraudadas. El Pueblo Andaluz desespera y es conducido a votar opciones cada vez más reaccionarias.
Las bases estadounidenses en Andalucía siguen aumentado su tamaño y su uso sin que el país andaluz pueda decidir nada sobre ellas. Estamos en guerra aunque no queramos verlo. Puede que la III Guerra Mundial ya esté en marcha o se inicie muy pronto y Andalucía será de nuevo un objeto en manos del imperialismo en lugar de sujeto de la política internacional. Ya son seis los destructores que EE.UU. pueden atracar en Rota y con los que se está apoyando el martirio del pueblo palestino. Y Gibraltar sigue estando bajo administración británica.
En estas condiciones no es extraño que crezca el neofascismo, el machismo y el chovinismo español en Andalucía. Especialmente entre la juventud, avanza una ultraderecha que encuentra las condiciones objetivas descritas y que crea las condiciones subjetivas, en ausencia de un dique de contención andaluz y popular a todos los niveles, para ello a través de la guerra cognitiva que desarolla a través de redes sociales y medios de comunicación a sueldo. La identidad cultural de Andalucía sigue siendo víctima del desprecio, el apropiacionismo y la españolización a partes iguales.
Cambiar esta situación requiere que todas aquellas que, desde posiciones de izquierda y revolucionarias, reclamamos una Andalucía soberana fortalezcamos los lazos de comunicación y de acción conjunta. Pensar en algo más que las urnas. Si queremos hacer realidad el artículo 1º de la Constitución Andaluza de 1883 que decía “Andalucía es soberana y autónoma; se organiza en una democracia republicana y no recibe su poder de ninguna autoridad exterior” tenemos que aumentar y multiplicar la coordinación en todo aquello que nos une, desde nuestros pueblos y barrios.
Conscientes de esta situación, desde Nación Andaluza iniciamos una ronda de contactos (de carácter nacional y local) a fin de poner en marcha un proceso de coordinación, a través de la constitución de unas Juntas por la Soberanía de Andalucía que recorran todo el país y articulen respuestas coordinadas y soluciones compartidas a los males que sufre nuestra tierra.
Comisión Nacional de Nación Andaluza.
Andalucía, 1 de septiembre de 2024.
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