Ayer las cifras del Índice de Precios al Consumo (IPC) que publicaba el INE confirmaban que los precios continúan subiendo, y la inflación afecta especialmente a los productos alimentarios. De forma más intensa en nuestro país, Andalucía. Aquí los precios han crecido un 6,6% y en el caso de la alimentación y bebidas no alcohólicas se ha disparado hasta aumentar en un 17,8%.
Ante ello desde Nación Andaluza queremos señalar:
1º Detrás de la inflación hay un proceso general de transferencia de rentas de la clase obrera a la burguesía. Lo indican múltiples estudios y lo confirman los beneficios que declaran las grandes distribuidoras. En estos días, una de las empresas que forman el oligopolio de la distribución con sede en València ha declarado 718 millones € de beneficios. Este fenómeno general está causado por la escasez de oferta -vinculada a la ruptura de las cadenas de suministro- que manifiesta la imposibilidad del capitalismo para seguir valorizando capital. Todo ello en una decadencia generalizada del imperialismo estadounidense y sus socios en Europa occidental.
2º Que Andalucía, que tiene entre sus principales papeles en la división internacional del trabajo la producción de alimentos, sufra una inflación más elevada en estos productos evidencia cuán lejos estamos el Pueblo Trabajador Andaluz de controlar la valorización del proceso productivo. Un proceso caracterizado por la transferencia del valor que creamos hacia las economías capitalistas centrales, que evidencia los perjuicios que acarrea la unidad de mercado del Estado español y la penetración del oligopolio de la distribución europeo para la clase obrera andaluza.
3º La inflación galopante que padecemos -por ser colonia interior del Estado español- está alimentada por no poseer las herramientas financieras, políticas y comerciales propias de un Estado soberano para frenar el ascenso de precios. Estos son, entre otros, los perjuicios para las andaluzas de ser gobernadas por un Estado ajeno y burgués.
4º La inflación no es un hecho pasajero sino que tiene unos efectos muy concretos: alimenta la emigración -al menos 1,4 millones de andaluzas viven fuera de nuestras fronteras- y los procesos de gentrificación urbana, empobrece de forma generalizada a la clase obrera y es el chantaje bajo el cual nos obligan a aceptar actividades altamente contaminantes que no se quieren ubicar en los espacios capitalistas centrales.
5ª En este estado de cosas no sirven de nada las propuestas de la izquierda reformista. Ni los acuerdos con las grandes distribuidoras ni los súper públicos cambiaran nada, mientras no se derrote el poder de los monopolios y las mafias de la comercialización.
6ª Es necesaria la nacionalización de las grandes empresas transformadoras y comercializadoras para asumir los procesos de distribución y comercialización de la producción alimentaria, poniéndolas bajo la gestión y el control popular. Una nacionalización que ha de hacerse conquistando nuestra soberanía política en forma de República Andaluza de Trabajadoras para bajo control obrero establecer la planificación de la economía y los precios, así como la reindustrialización del país andaluz.
La ola inflacionaria que sufrimos nos enseña que es imprescindible construir una Andalucía socialista que haya superado el capitalismo que la burguesía y su “izquierda caviar” intentan reformar, en el contexto de una Andalucía soberana reconocida internacionalmente como Estado.
¡Nacionalización del oligopolio de la distribución alimentaria!
Permanente de la Comisión Nacional de Nación Andaluza.
Andalucía, 15 de marzo de 2023.
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