Desde hace años NACIÓN ANDALUZA viene denunciando el carácter neofranquista del Estado español y del Régimen del 78. La llamada “transición” fue configurada en el acuerdo entre el franquismo y la socialdemocracia para provocar una “mutación” del franquismo en democracia pero conservando el poder económico, social, policial, militar y judicial, a cambio de un reparto del poder político bajo una Constitución redactada para que nada cambie y para impedir el juicio a todos los criminales que cometieron delitos de lesa humanidad contra los pueblos sometidos al Estado español y contra la clase trabajadora. A ello se han añadido la Constitución de 1978, la Audiencia Nacional, las reformas laborales sucesivas, la ley antiterrorista, la ley de seguridad ciudadana, la ley de Partidos políticos… Que han sido el el trampolín necesario para el crecimiento del autoritarismo y la extrema derecha.
Este 20N viene marcado por las elecciones estatales del 10N que lo han vuelto a evidenciar. La extrema derecha y del autoritarismo españolista crecen en Andalucía. Un fenómeno que no es exclusivamente andaluz sino que se está produciendo a nivel global (en Brasil, India, Polonia, Hungría…) como plasmación del momento actual que sufre el capitalismo en su etapa imperialista: una sucesión de crisis económicas entre etapas de leve o inexistente crecimiento económico, asociado a la caída estructural de la productividad. Este ascenso del autoritarismo busca un mayor control social para aumentar la eficacia económica del capitalismo y mantener el crecimiento de las tasas de ganancia de la burguesía.
La promoción de marcadores ideológicos de extrema derecha franquista como son la tortura de toros en espectáculos públicos, la caza de animales para disfrute de mentes sanguinarias, las procesiones de Semana Santa, las fiestas de las conquistas de las ciudades andaluzas por Castilla, el fútbol como espacio de impunidad para el fascismo, o la financiación de asociaciones y fundaciones de un descarado carácter franquista, son solo algunas de las formas en las que los distintos gobiernos del PP y del PSOE, -en Andalucía con apoyos puntuales del PA y de IU- han favorecido que el fascismo vaya pasando de un estado latente a exhibir su simbología y lo más reaccionario de su ideología -heteropatriarcado, homofobia, misoginia, militarismo, ultracatolicismo, ultraespañolismo- sin pudor.
La educación a través de la manipulación y ocultación de la historia, ha sido otro de los pilares que han favorecido que 80 años después hay una parte de la juventud que no vea el franquismo como una ideología peligrosa para su futuro. Las políticas aplicadas en educación, donde año tras año se está desmantelando la enseñanza pública para favorecer los intereses económicos e ideológicos de la oligarquía católica, se están convirtiendo en un caldo de cultivo para engrosas las filas de grupos fascistas.
Los medios de comunicación, tanto los públicos como los privados, televisiones, prensa escrita, radios…han hecho un trabajo de “normalización” convirtiendo lo que hace unos años era considerado como inadmisible en un Estado democrático, en una opción con cabida en el marco político español.
La progresiva “fascistización” del Estado no es nada casual. La crisis económica del 2006 provocó una enorme pérdida de recursos económicos y sociales en la clase trabajadora, cuya respuesta en las calles pudo ser “controlada” a través de los instrumentos políticos creados para provocar la ilusión de que los problemas devenidos por la carga de la crisis a las clases populares, podrían solucionarse a través de las instituciones mediante el voto a un nuevo partido que “tomaría los cielos por asalto”. Ante el nuevo repunte de la crisis que todos los expertos vaticinan como inminente, y ante la imposibilidad de un nuevo engaño electoral, y la previsible lucha de las clases populares en las calles para reclamar un reparto más justo de la riqueza, el capital ha decidido protegerse mediante leyes represivas, aumento de los contingentes policiales, control ideológico de los medios de comunicación alternativos, y el apoyo policial y judicial a bandas fascistas que intentan sembrar el miedo entre la clase trabajadora.
Pero el principal motivo para que el neofranquismo sin careta avance en el Estado español, ha sido la existencia de una “izquierda” institucional que ha sido cómplice y actor principal en muchos casos, del saqueo permanente que las clases populares están padeciendo para beneficio de la oligarquía económica compuesta por grandes bancos y empresas, provocando unas diferencias económicas inaceptables entre las clases trabajadoras y las minorías explotadoras. Una transferencia de rentas de las clases más desfavorecidas a las clases dominantes a través de la legislación fiscal y de la corrupción. El desapego de las clases populares respecto a la “izquierda” del Régimen, así como la criminalización y represión sobre las organizaciones revolucionarias, ha provocado que el fascismo avance.
La especialización de Andalucía en la división internacional del trabajo ha facilitado este proceso. Como productora de tomates, pepinos o pimientos a bajo coste y la pérdida de rentabilidad de estas producciones la burguesía agraria necesita justificar la super-explotación de la clase trabajadora andaluza (socializando altas dosis de racismo, españolismo y autoritarismo) para sostener sus tasas de ganancia.
Por todo lo anterior, es urgente que la clase trabajadora se organice para hacer frente a esta deriva autoritaria, teniendo en cuenta que el origen de este está en el capitalismo. La lucha contra el fascismo, tiene que ser la lucha contra el capital y todos sus instrumentos, incluidos aquellos partidos que autodenominándose de izquierdas facilitan el sostenimiento del Régimen del 78 y los privilegios de su oligarquía.
NACIÓN ANDALUZA, organización política independentista, socialista y feminista, está comprometida en la lucha contra el fascismo y el capital. Si la extrema derecha, el españolismo y el autoritarismo avanzan el Pueblo Trabajador Andaluz no puede retroceder ni conformarse con opciones políticas reformistas que representen una “falsa tregua” ante la explotación capitalista y el avance de la extrema derecha española. La deriva autoritaria del Estado español hay que frenarla con un Bloque Popular Andaluz Antifascista. Hay que denunciarla como producto del españolismo, el capitalismo y el patriarcado imperantes en Andalucía. Y en esta lucha hay que integrar los rechazos a la opresión nacional/colonial, social y patriarcal en un frente común por una República Andaluza de Trabajadoras.
Permanente de la C.N. de Nación Andaluza.
Andalucía, 19 de noviembre de 2019.
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