La crisis del Régimen del 78 y la renuncia de la “izquierda” institucional a superar el modo de producción capitalista, combinada con su falta de liderazgo social y político están provocando que un mero cambio de modelo de Estado español -con la caída de la monarquía- se plantee como la solución política, económica y social de las contradicciones que aquejan a este.
El cambio a contemplar sería la eliminación administrativa del Rey como Jefe del Estado. Una solución que no implica cambios políticos ni legislativos en las relaciones laborales ni económicas entre la oligarquía y las clases trabajadoras, lo mismo que tampoco implicaría cambio alguno en nuestro papel como nación oprimida y colonia interior del Estado español.
Esta fórmula de huida hacia delante (de las múltiples crisis que atraviesan al Estado español) fue ya la escogida tras la guerra por la independencia de Cuba y las guerras carlistas en el siglo XIX, provocando la abdicación del rey Amadeo I tras el pronunciamiento militar del General Martínez Campos. Para Andalucía la I República, con Nicolás Salmerón como presidente, solo trajo la represión a la revolución cantonal que proclamó la independencia del Estado de Andalucía un 21 de julio de 1873. Además de miles de andaluzas asesinadas y represaliadas tras el “castigo” del General Pavía, responsable militar de la represión al movimiento cantonal que había proclamado la independencia de numerosos cantones andaluces. La II República también llegó tras la abdicación de un monarca, en este caso Alfonso XIII. En 1931, la crisis bursátil mundial, el desastre de la guerra colonial de Marruecos y la corrupción real, pusieron punto final a la monarquía. Tampoco supuso esta república ningún cambio en la correlación de fuerzas entre la burguesía y la clase trabajadora, manteniéndose la situación de explotación y pobreza de las clases más desfavorecidas. A la organización creciente de la clase obrera andaluza y las abundantes huelgas respondió la República española bombardeado la taberna donde se reunían comunistas y anarquistas en Sevilla, Casa Cornelio, en 1931. A la necesidad perentoria de tierras por parte de los jornaleros andaluces respondió con el asesinato en Casas Viejas de muchos de ellos a manos de la Guardia de Asalto, en 1933.
Ninguna república española ha traído la soberanía nacional que en numerosas ocasiones ha reclamado el Pueblo Trabajador Andaluz ni la soberanía económica. Represión y explotación, tanto en las monarquías como en las Repúblicas como en las dictaduras. El Estado español es irreformable puesto que no es más que una estructura política, económica y represiva al servicio de la acumulación de capital de la burguesía. Ninguna «España» va a traer la independencia nacional ni la liberación económica de la clase trabajadora andaluza.
Nuestra lucha es contra esa estructura de explotación y represión que se llama Estado español, en cualquiera de sus formas. La dicotomía en la que se encuentra inmersa parte de las fuerzas obreras y populares en Andalucía no es elegir entre Monarquía o República españolas (sea esta unitaria, federal…) sino entre la libertad de nuestro pueblo o el mantenimiento de su negación.
Si queremos soberanía política plena hay que luchar por ella y arrancársela a quienes nos la han arrebatado. Al modelo neo-centralista y reformista de cualquier republicanismo españolista, debemos de contraproponer el del republicanismo libertador andaluz. Sustituir el presupuesto continuista: de entrada unidos (posible reorganización territorial del Estado español burgués), por el principio leninista de la autodeterminación: de entrada libres (conquista de la independencia política). Desde Nación Andaluza luchamos por una República Andaluza de Trabajadoras que dé paso a la República Federal Socialista Andaluza, para consolidar un modelo socialista que culmine con la desaparición en Andalucía de toda forma de Estado.
¡Por la República Andaluza!
Permanente de la C.N. de Nación Andaluza.
Andalucía, 13 de abril de 2023.
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