El pasado sábado veinte de junio, a las once de la mañana, partió la caravana de siete vehículos con unas veinte y una personas pertenecientes a la Plataforma En Defensa de las Aguas y del Medio Ambiente de la Vega Granadina desde la placeta del puente viejo de Loja. Antes pudimos verificar cómo el muro de hormigón, que el ayuntamiento lojeño ha levantado en derredor de la ribera del río Genil, supone una aberración para el desarrollo de la naturaleza, aparte de la contaminación visual. Desde el nivel del río hasta lo más elevado de la pared erigida hay unos diez metros, pero siete corresponden al armazón compuesto de arena, cemento y piedras menudas. También fuimos testigos que en el margen izquierdo, sentido Sevilla y Córdoba, la ribera ha perdido el sotobosque por obra y gracia del poder municipal. En la otra orilla, el darro sigue vertiendo pestilencia y residuos urbanos al río.
Posteriormente, nos trasladamos a la zona donde Gemalsa posee unos terrenos agrícolas y, donde el ayuntamiento, tras las solicitudes de jubilados, concede unos huertos municipales. Desde la Plataforma, señalan que, mediante el encauzamiento del río, se podría regar una franja de doscientos mil metros cuadrados. De ellos, ciento cincuenta mil – unas quince hectáreas más o menos— podrían dedicarse a crear unos trescientos huertos sociales de unos quinientos metros cuadrados cada uno y, ofrecidos u otorgados a familias en una situación de exclusión social, con problemas de inserción o bien con escasos recursos, incluso asociaciones que no tengan fines lucrativos, o a gente joven que pueda tener una salida profesional y vivir del campo.
A esto añaden que el excedente que produzcan los huertos, se pondrían a la venta en el mercado municipal, ya que por un lado se le daría salida a los productos ecológicos— que habrán sido asesorados por un técnico— y, socialmente, emplazaría a un determinado número de habitantes a recibir la categoría de ciudadanos de pleno derecho.
Seguidamente, visitamos el cortijo de Gabarre y el Rincón del Alcaudique donde se encuentra la balsa que riega 640 hectáreas de olivares que, tras el herbicida, no producen aceitunas y que tras acercarnos a unos olivos del carril de servicio, señalados por un miembro de la Plataforma, pudimos observar cómo dichos árboles tenían incipientes olivas. Por lo que extraemos la siguiente conclusión, riegan con agua que toman del río ilegalmente y, encima, no producen aceite ni jornales; por tanto, sólo buscan las subvenciones públicas por cultivo de olivos.
Antes de entrar en el pueblo de Huétor, fuimos testigos de la parálisis permanente de la depuradora que sólo le había aumentado el óxido y algún que otro jaramago. Evidentemente, las tuberías de desagüe o darros mantienen su ritmo de verter agua sucia de color grisáceo-tierra al río. Este asunto de las depuradoras es el ‘cantar de los cantares’, ya que los alcaldes prometen y no hacen nada respecto a las aguas municipales como en Huétor-Tájar que continúa en la misma situación que desde finales de octubre del año pasado, cuando entrevistamos al edil municipal.
Para finalizar, un botón de muestra de la desinformación y oscurantismo informativo en la que tiene sumida a la población; realizamos un acercamiento a la zona de la casería de Venancios, donde existen árboles de la ribera izquierda cortados y destrozados, y marcándose dos puntos con una distancia de cuarenta y cinco metros de anchura. Intuyen que por allí pase un puente de la circunvalación del pueblo, pero la falta de noticias por parte del cabildo lleva a la reflexión siguente; si no se informa a los vecinos de lo que se ejecuta es por alguna maniobra beneficiosa y una obra contraria al desarrollo sostenible del pueblo. Por consiguiente, la poca conciencia democrática tanto en hechos como en información queda patente mediante esta actitud prepotente.
A eso de las una y diez de la tarde, asistimos a una paella donde un numeroso grupo de la Plataforma convivió varias horas y donde tuvo lugar una asamblea informativa.
Posteriormente, nos trasladamos a la zona donde Gemalsa posee unos terrenos agrícolas y, donde el ayuntamiento, tras las solicitudes de jubilados, concede unos huertos municipales. Desde la Plataforma, señalan que, mediante el encauzamiento del río, se podría regar una franja de doscientos mil metros cuadrados. De ellos, ciento cincuenta mil – unas quince hectáreas más o menos— podrían dedicarse a crear unos trescientos huertos sociales de unos quinientos metros cuadrados cada uno y, ofrecidos u otorgados a familias en una situación de exclusión social, con problemas de inserción o bien con escasos recursos, incluso asociaciones que no tengan fines lucrativos, o a gente joven que pueda tener una salida profesional y vivir del campo.
A esto añaden que el excedente que produzcan los huertos, se pondrían a la venta en el mercado municipal, ya que por un lado se le daría salida a los productos ecológicos— que habrán sido asesorados por un técnico— y, socialmente, emplazaría a un determinado número de habitantes a recibir la categoría de ciudadanos de pleno derecho.
Seguidamente, visitamos el cortijo de Gabarre y el Rincón del Alcaudique donde se encuentra la balsa que riega 640 hectáreas de olivares que, tras el herbicida, no producen aceitunas y que tras acercarnos a unos olivos del carril de servicio, señalados por un miembro de la Plataforma, pudimos observar cómo dichos árboles tenían incipientes olivas. Por lo que extraemos la siguiente conclusión, riegan con agua que toman del río ilegalmente y, encima, no producen aceite ni jornales; por tanto, sólo buscan las subvenciones públicas por cultivo de olivos.
Antes de entrar en el pueblo de Huétor, fuimos testigos de la parálisis permanente de la depuradora que sólo le había aumentado el óxido y algún que otro jaramago. Evidentemente, las tuberías de desagüe o darros mantienen su ritmo de verter agua sucia de color grisáceo-tierra al río. Este asunto de las depuradoras es el ‘cantar de los cantares’, ya que los alcaldes prometen y no hacen nada respecto a las aguas municipales como en Huétor-Tájar que continúa en la misma situación que desde finales de octubre del año pasado, cuando entrevistamos al edil municipal.
Para finalizar, un botón de muestra de la desinformación y oscurantismo informativo en la que tiene sumida a la población; realizamos un acercamiento a la zona de la casería de Venancios, donde existen árboles de la ribera izquierda cortados y destrozados, y marcándose dos puntos con una distancia de cuarenta y cinco metros de anchura. Intuyen que por allí pase un puente de la circunvalación del pueblo, pero la falta de noticias por parte del cabildo lleva a la reflexión siguente; si no se informa a los vecinos de lo que se ejecuta es por alguna maniobra beneficiosa y una obra contraria al desarrollo sostenible del pueblo. Por consiguiente, la poca conciencia democrática tanto en hechos como en información queda patente mediante esta actitud prepotente.
A eso de las una y diez de la tarde, asistimos a una paella donde un numeroso grupo de la Plataforma convivió varias horas y donde tuvo lugar una asamblea informativa.
Plataforma En Defensa de las Aguas y del Medio Ambiente de la Vega Granadina
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